En Gaztelueta, el proyecto de Comedor Saludable busca algo más que ofrecer menús equilibrados: pretende educar en hábitos duraderos, en coherencia con una formación integral. Alimentarse bien no solo mejora la salud, sino que enseña a cuidar de uno mismo y a disfrutar de lo sencillo.

Las rutinas diarias —como el hamaiketako y la merienda saludable— son pequeños momentos que pueden tener un gran impacto educativo. Más allá del alimento, son oportunidades para transmitir valores, constancia y equilibrio

Cuando familia y colegio van en la misma dirección

La educación nutricional solo es realmente eficaz cuando existe coherencia entre lo que se enseña y lo que se ofrece. Si en el colegio se promueve una alimentación natural, pero fuera se normalizan los productos industriales, el mensaje pierde fuerza.

el hamaiketado y la merienda saludable son aspectos a tener en cuenta para la coherencia del proyecto Comedor Saludable

Por eso, familia y escuela deben caminar juntas. El niño comprende con facilidad si los adultos mantienen el mismo criterio: lo que se refuerza en casa encuentra eco en el aula, y lo que se vive en el comedor se consolida en familia.

Ofrecer un hamaiketako o una merienda saludable es también una forma de educar en coherencia, sin rigidez, pero con intención educativa: cuidar lo que se come es cuidar cómo se vive.

El entorno y las comparaciones entre alumnos

Es habitual que en el recreo surjan comparaciones: unos niños llevan fruta o pan con aceite, mientras otros optan por productos empaquetados. En esos casos, el valor educativo del ejemplo compartido es enorme.

Cuando la mayoría de los alumnos lleva alimentos naturales y sencillos, las comparaciones desaparecen y lo saludable se convierte en lo normal. Por eso, la mejor manera de fomentar hábitos saludables es crear una cultura compartida, donde lo natural sea también lo habitual.

No se trata de prohibir ni de imponer, sino de ofrecer alternativas atractivas: una fruta troceada, un panecillo integral o un yogur natural pueden resultar tan apetecibles como cualquier snack industrial.

4 alimentos clave para el hamaiketako y la merienda saludable

Una buena manera de orientar a las familias es ofrecer una estructura sencilla y variada, que aporte energía y nutrientes sin recurrir a ultraprocesados. Una propuesta tipo podría incluir:

🥝 1. Fruta fresca

Debería ser el protagonista absoluto del hamaiketako. Aporta vitaminas, fibra y energía natural. Conviene alternar variedades y presentaciones para hacerlo más atractivo.

🧀 2. Lácteos sin azúcares añadidos

Yogur natural, queso fresco o leche son excelentes opciones. Es preferible evitar batidos o postres lácteos industriales.

🥚 3. Proteína de calidad

Huevos cocidos, frutos secos naturales (en alumnos mayores), hummus o fiambres sin aditivos. Aportan saciedad y ayudan a mantener la concentración.

🍞 4. Pan o cereales integrales

Pequeños bocadillos elaborados con pan de calidad aportan saciedad y energía sostenida. Un bocadillo con pan de masa madre o integral es una excelente alternativa frente a la bollería. Si se acompaña de tomate, aguacate o jamón cocido natural, resulta completo y sabroso.

Esta fórmula sencilla puede adaptarse a los gustos de cada niño y facilita la planificación semanal, evitando la improvisación que suele llevar a opciones menos saludables.

Más que nutrición: una oportunidad educativa

El hamaiketako y la merienda saludable pueden ser una extensión natural del proyecto educativo del colegio. A través de ellos se enseña a los alumnos que cuidarse es una forma de responsabilidad y gratitud.

Además, son momentos perfectos para que los niños participen en la preparación: elegir la fruta, preparar su bocadillo o decidir qué llevar. De este modo, aprenden a organizarse, desarrollan autonomía y valoran más lo que comen.

Cuando entienden que su bienestar depende también de sus elecciones, la educación alimentaria deja de ser una norma externa y se convierte en una convicción personal.

Una tarea compartida: coherencia entre familia y colegio

La educación alimentaria requiere constancia y colaboración. El colegio puede acompañar y orientar, pero es en casa donde los hábitos se consolidan. Y, del mismo modo, el hogar encuentra en el colegio un aliado que refuerza su ejemplo.

Cuidar el hamaiketako y la merienda saludable no implica grandes esfuerzos: basta con planificar, ofrecer alimentos reales y mantener coherencia con los valores que se desean transmitir. Con el tiempo, los niños aprenden a disfrutar de lo natural y a reconocer en cada elección una oportunidad de cuidado.

Una visita inspiradora: Inés Basterra y la educación en hábitos saludables

Hace unos días, el colegio recibió la visita de Inés Basterra (@hoycomemossano), creadora de contenido y divulgadora de hábitos de vida saludable, muy conocida por su enfoque práctico y amable hacia la alimentación familiar. Su charla, dirigida a nuestros alumnos de PEP 6, fue una invitación a repensar las rutinas cotidianas desde la sencillez y la coherencia.

Inés insistió en la importancia de educar el gusto desde pequeños, apostando por alimentos reales, poco procesados y presentados con cariño. “No se trata de hacer comidas perfectas —recordó—, sino de mantener constancia en las elecciones y disfrutar del proceso.”

Su mensaje conectó plenamente con el proyecto de comedor saludable de Gaztelueta y con la convicción de que los buenos hábitos se aprenden en comunidad, con coherencia entre casa y colegio.

Enseñar a vivir bien también desde la mesa

El hamaiketako y la merienda saludable son mucho más que un descanso o un tentempié. Son parte de la educación integral que busca formar personas conscientes, coherentes y agradecidas.

Ofrecer alimentos naturales, variados y equilibrados es una manera sencilla y profunda de acompañar el crecimiento de los hijos. Porque educar en hábitos saludables no es solo enseñar a comer bien, sino enseñar a vivir bien.

Patios educativos en Primaria: el valor pedagógico de los tiempos de descanso